lunes, 23 de septiembre de 2013

Elysium (2013)


Paraíso Prohibido

El director y guionista sudafricano Neill Blomkamp, que hace cuatro años y de la mano de Peter Jackson, desembarcaba en Hollywood con su alabado por crítica y público primer largometraje, Distrito 9, sin duda una de las mejores y mas originales cintas de ciencia ficción de los últimos años, nos presenta aquí su segunda obra como director.
Elysium, denominación proveniente de la mitología griega y que hace referencia a aquella parte paradisíaca del Inframundo en donde los hombres honorables y los héroes valerosos han de pasar el resto de la eternidad en un estado de felicidad perpetua, hace aquí referencia a una estación espacial que orbita perennemente la Tierra a mediados del siglo XXII. Como su nombre hace presagiar, en ella solo habita una pequeña porción de la humanidad, con todos los lujos, comodidades y la más avanzada tecnología que se les puede proporcionar a las familias que se lo puedan permitir. Lejos de ser tan solo un capricho de ricos es una verdadera arca blindada en donde esos afortunados ciudadanos viven en paz y harmonía lejos de un planeta Tierra agonizante debido a la contaminación, la superpoblación y la pobreza que atenaza tan distópico futuro. En esa Tierra baldía un humilde trabajador (interpretado por Matt Damon) el cual sufre un grave accidente laboral, se verá obligado a intentar acceder a esa estación espacial por todos los medios a su alcance para salvar su vida y, al mismo tiempo e involuntariamente, convertirse en el héroe de esta lucha de clases futurista.
Con tan prometedor punto de partida y con unas altísimas expectativas, Blomkamp articula su segunda película repitiendo en el género de la ciencia ficción, ahondando en un lugar común del género como es el de un futuro distópico que enfrenta a sus protagonistas y utilizando los mecanismos del cine de acción para avanzar a través de su trama. Lo más interesante del film es sin duda esa contraposición de clases y la focalización en la desigualdad entre los habitantes de Elysium y los de la Tierra en lo que a las condiciones de vida y salud se refiere, en un entorno multicultural y de crítica social (características estas ya presentes en el anterior film del director y que forman parte ya de su estilo narrativo) que engancha rápidamente al espectador y lo acerca a la trama y a esa lucha por la supervivencia entre Max (Damon) y el agente gubernamental y sin escrúpulos que tratará de impedirle en primera instancia su objetivo, Kruger (interpretado por el actor sudafricano y viejo conocido de Blomkamp Sharlto Copley, quien fuera curiosamente el héroe protagonista del anterior film del director y que ejerce aquí precisamente de antagonista y villano). Por el camino Max, nuestro héroe protagonista, irá tomando conciencia y contacto con las diferentes facciones que a modo de resistencia luchan contra los poderes establecidos por la clase dirigente que gobierna despóticamente la jefa de seguridad Delacourt (interpretada por una ya madurita Jodie Foster) desde Elysium y que impiden tácitamente el acceso de esos grandísimos avances tecnológicos, especialmente en materia sanitaria, a la inmensa mayoría de la población terrestre.
El combinado de acción frenética y ciencia ficción con trasfondo social desgraciadamente en esta ocasión funciona solo hasta cierto punto incumpliendo sus altas expectativas ya que su director apuesta por un diseño de personajes demasiado pobre, quizás solo con la excepción de su protagonista Max, y con un guión que conforme avanza la acción, y muy especialmente en su tramo final, termina resultando inverosímil y ampliamente insatisfactorio tanto en las motivaciones de Kruger como en la nula entidad dramática de un personaje capital en la trama como es Delacourt, así como con el propio funcionamiento de Elysium. Los demás personajes secundarios, pese al acertado casting que incluye a actores como Diego Luna, William Fichtner o Alice Braga acaban resultando también bastante desaprovechados de cara al espectador.
Pese a estos problemas que oscurecen el resultado final de Blomkamp, la cinta (que ha llegado a ser criticada en USA por los sectores más ultraconservadores por ser demasiado socialista en su planteamiento) se sitúa aún y así por encima de la media ofreciendo al espectador algo más que puro entretenimiento y tocando veladamente temas tan actuales y controvertidos como la reforma sanitaria en Estados Unidos, la creciente desigualdad entre ricos y pobres en el mundo o la contaminación ambiental y la superpoblación, subrayando la necesidad de resolver todas esas problemáticas antes de convertirnos, como en el film, en una sociedad deshumanizada y alienada tan solo capaz de refugiarse de todos esos problemas en la órbita terrestre debido a su propia incapacidad colectiva para resolverlos.

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