martes, 28 de agosto de 2012

Old Boy (2003)



Dulce venganza

“Ya sea un grano de arena o una piedra, en el mar los dos se hunden igual”. Esta enigmática frase extraída de la premiada película del director surcoreano Park Chan-Wook, Old Boy, podría definir uno de los temas principales sobre los que gira su película a la vez que uno de los temas que más interesan al director: el destino. No importa quien seas ni lo que hagas, hay cosas en tu vida que no puedes controlar y que estan destinadas a ocurrir.
Oh Dae-Su, el protagonista del filme, aprende esa lección conforme avanza la película y transporta al espectador progresivamente hacia un mundo complejo, duro, pero inevitable. El destino marca trágicamente la vida del protagonista, un destino que se revela también a ojos del espectador como un camino de autodescubrimiento de su propio ser.
El otro tema principal sobre el que gira la película es la venganza, tema también obsesionante para su director, y sobre el cual ha construido una trilogía cinematográfica recientemente completada, siendo Old Boy su punto intermedio, junto con Sympathy for Mr.Vengeance y Sympathy for Lady Vengeance. Pero a diferencia de su predecesora, Old Boy se centra en la venganza desde un punto de vista más positivo, el de la redención del individuo, la única salvación de una persona al borde de la locura. Ese placer vengativo convierte al protagonista en un auto-denominado monstruo, pero al mismo tiempo lo mantiene todavía atado a su condición humana, vivo y capaz de sentir emociones más allá del odio que experimenta hacia sus captores. Y es que Oh Dae-Su ha sido raptado y encerrado inexplicablemente durante quince años en una habitación, solo, drogado y casi desquiciado, vigilado constantemente por una mente maestra que se divierte con él como si del protagonista de un morboso videojuego se tratara. Su liberación marca el inicio de ese duro camino hacia sí mismo, relatado visualmente por Park Chan-Wook de una manera innovadora partiendo de recursos clásicos, pero reinterpretándolos, constante ésta en la mayoría del nuevo cine asiático actual y que lleva al espectador a identificarse con el torturado y casi esquizofrénico protagonista a través de su violento y dramático viaje.
El aura de fatalismo que inunda la película y a sus protagonistas y que va haciéndose progresivamente más patente de cara al espectador, está construida gracias a un sólido guión sin fisuras que mantiene al espectador enganchado a la historia hasta el último momento. Formalmente posmoderna en su fusión de diversos géneros cinematográficos e influencias culturales diversas (Old boy es la adaptación de un extenso manga de culto, e incluye claras referencias a los argumentos y a las estéticas de muchos videojuegos), la película podría ser comparada estéticamente con cintas como la hiper-violenta Ichi the Killer de Takashii Miike, con la visceralidad del universo de David Cronenberg, o con recientes muestras de cine coreano como Memories of Murder de Bong Joon-Ho.
Old Boy conjuga así una estética innovadora junto con un tratamiento más clásico del guión, no deja lugar a los cabos sueltos ni a los finales abiertos, todo acaba teniendo un significado, por retorcido que éste sea, y el muy notable trabajo de sus protagonistas Choi Min-Sik como Oh Dae-Su y Woo Ji-Tae como Lee Woo-Jin contribuye a la increíble verosimilitud de una historia sobre la salvación individual, el perdón y la violenta venganza  como vía de escape de la frustración y el dolor acumulados, todo ello condicionado por el inexorable peso del destino sobre los personajes y sus vidas, el cual parece tenerlo todo previsto, tanto lo positivo como lo negativo. 
Un violento y dramático mundo que Hollywood, como no, recreará próximamente con su correspondiente remake. Estará a la altura? El destino dirá…

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