La carrera de Tim “Ripper” Owens es digna de una película
de Hollywood (y así fue con el filme Rock
Star en 2001), pero este antiguo obrero de fábrica también ha tenido que
trabajar duro en el mundo del metal a pesar de haber contado con el gran golpe
de suerte que le catapultase a la fama en 1996 convirtiéndose nada menos que en
el substituto de Rob Halford en Judas
Priest durante siete años. Primero con Winters
Bane, y después de su famoso paso por las leyendas británicas, con los americanos
Iced Earth (esta vez sustituyendo a
Matthew Barlow durante cuatro años), Beyond
Fear (con los cuales tiene previsto un segundo álbum) y ahora con Yngwie J. Malmsteen, entre otros muchos
proyectos y variadas colaboraciones estelares.
Con este envidiable
y lustroso currículum al bueno de Tim tan sólo le faltaba algo, un disco en
solitario. Y aquí está. Play My Game
es su título y también toda una declaración de principios como bien claro deja
el leit-motiv de éste: “If you think
you can beat me, you come play my game”
Para ello Owens se
ha rodeado de un plantel de instrumentistas de lujo como Bob Kulick, Michael
Wilton, Doug Aldrich o Chris Caffery a las guitarras, Rudy Sarzo, Billy
Sheehan, Marco Mendoza o David Ellefson al bajo, y Simon Wright o Bobby
Jarzombeck a la batería. Todo para dar forma a un trabajo en el que Tim se
encarga de todas las letras, gran parte de las composiciones y, por supuesto,
de las labores vocales. En él nos encontramos una mayor variedad melódica
respecto a otros de sus trabajos con otras bandas como la anterior Beyond Fear.
Un Tim Owens esforzado en variar su registro no sólo centrándose en sus agudos,
que los hay, aunque esa variedad no esté del todo conseguida ya que su registro
es algo repetitivo en algunos de los temas. En cuanto a las composiciones en
sí, hay de todo y sin duda mejoran tras unas cuantas escuchas, seguramente
debido a la calidad de sus intérpretes. Pero no nos engañemos, Ripper ha
mejorado pero sigue sin ser un gran compositor. Hay buenos temas sin duda como
el que abre el disco y quizás el mas melódico, Starting Over (con un tono algo nostálgico) The Cover Up, uno de los temas mas agresivos e inspirado en los sucesos
ufológicos de Roswell en 1947, No Good
Goodbyes, una de las mejores canciones del disco y de las que mas
enganchan, la propia Play My Game, un
tema furioso y que también engancha con su estribillo, o Death Race, un corte mas rápido y heavy.
Por otro lado
también hay canciones más mediocres como Believe,
con unas letras muy tópicas y con una cierta reminiscencia al Demolition de Judas Priest; It Is Me, igual de tópica aunque con
algunos de los mejores agudos del disco; The
Light, cañera pero floja en cuanto a composición igual que Pick Yourself Up. Los dos temas más
largos, The World Is Blind (sobre los
conflictos bélicos en el mundo) y The
Shadows Are Alive (con clara influencia de Judas Priest y Black Sabbath) a pesar de que tampoco
suenan muy originales consiguen por lo menos enganchar tanto por los solos como
por el propio trabajo vocal de Owens.
En definitiva, Play My Game es un álbum variado, muy bien interpretado a todos los niveles, que gustará a sus fans, pero igual que ocurría con el disco de Tim con Beyond Fear, no consigue sobresalir en cuanto a la brillantez de sus composiciones, le falta ese punto que convierte a un disco mediocre en una obra especial y recordada. Quizás no sea ese el fuerte del señor Ripper, pero sabedor sin duda de que ningún cantante graba mas de dos discos seguidos con el genio sueco de las seis cuerdas, Yngwie Malmsteen, quizás haya precipitado un poco la salida de este álbum para irse abriendo un camino propio que puede que necesite a corto-medio plazo.
Aunque, ciertamente, a Tim Owens nunca le han faltado propuestas de primer
nivel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario